la gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es
amarga y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo conduzco entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de conducir
algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros
a algunos no les gusta que los pasen, e intentan
evitar que otros los hagan.
algunos intentan bloquear los cambios de carril
algunos odian los coches más nuevos, más caros
otros en esos coches odian los coches más viejos.
la autopista es un circo de emociones
pequeñas y baratas,
es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que
odia
y yendo a otro lugar que odia todavía
más.
las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.
cuando conduzco por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su
corazón.