siempre habrá gente que diga: vayámonos a pasear en barco o
vayámonos a Argentina o vayámonos al cine o
vayámonos a ver un partido de tenis o a visitar a mi hermana
o ¿y sí nos vamos de picnic?
y
no comprendo ninguna de esas invitaciones
porque para mí
el hecho de cruzar la habitación es como andar sobre llamas
y
el primer rostro desconocido que veo cada día
añade un nudo a mi estómago
y
no tengo tiempo porque
no he pagado la factura del gas
o no he comprobado el aire de los neumáticos
y
me duele una muela (en el lado izquierdo)
y he recibido algunas cartas de lunáticos
y hay una citación del gobierno sobre los impuestos
y necesito un cambio de aceite (y mi coche también).
hay un tipo al fondo de la calle que se sienta en su porche.
hay gente que se sienta de por vida con una mirada imperturbable.
es posible que esos sean los sabios.
yo no formo parte de los sabios.
incluso lucho contra dragones en las mazmorras de mis sueños.
así que si quieres enviarme a un infierno anticipado
oblígame a pasar un día entero en Disneylandia.