Estábamos almorzando
en el Hal’s Diner.
-¿Sabes?-me contó él-, después de hacer el amor
la última vez
se quedó entre mis brazos y lloró. La tía va y me dice:
“¡ay, dios mío, cuánto lo echo de menos!”.
hablaba de ti, Hank.
-eso mismo, Jack, pasa con todas
mis mujeres: mientras estoy con ellas me aborrecen
pero cuando las dejo me
aman.
de todas maneras, nunca tengo la intención de volver con
ellas, ni siquiera
me lo planteo.
-no te importa que me acostara con ella,
¿Verdad, Hank?
-¿te preparó un buen desayuno después,
Jack?
-no me acuerdo.
-bueno, pues te lo voy a decir: no lo hizo.
-¿es por eso que la dejaste,
porque no sabía preparar
un buen desayuno?
-yo nunca desayuno, Jack.
-entonces, ¿qué pasó?
-a menudo, después de hacer el amor, se
ponía a llorar entre mis brazos porque
echaba de menos a algún otro tipo.
-vaya-dijo él-, mecagüen la leche puta.
-no hace falta-dije-, basta con que me pases la sal y
la pimienta.
Charles Bukowski nació en Adernach, (1920-1994). Vivió en su infancia y adolescencia en un entorno familiar y social violento, hecho que marcaría el devenir de su posterior producción literaria. Pieza capital de la que se vino en llamar generación beat, su vida fue tan radical como las historias narradas en sus propias obras. Adicto al sexo, las drogas y el alcohol, su literatura, casi autobiográfica, es fiel reflejo de su lucha contra el aburguesamiento y la comodidad. Su realismo descarnado y lírico y su humor ácido y desencantado han influido en multitud de escritores de generaciones posteriores.