Ahí estaban los canarios, y el limonero
y la vieja con verrugas;
y ahí estaba yo, un niño
y tocaba las teclas del piano
mientras ellos hablaban.
pero no muy fuerte
porque tenían cosas que decir,
los tres;
y los veía cubrir los canarios por la noche
con sacos de harina:
«para que puedan dormir, cariño».
tocaba el piano bajito
una nota cada vez,
los canarios bajo los sacos,
y había pimenteros,
pimenteros que restregaban el tejado como la lluvia
y pendían de ventanas afuera
cual lluvia verde,
y hablaban, los tres
sentados en cálido semicírculo nocturno,
y las teclas eran blancas y negras
y respondían a mis dedos
como la magia encerrada
de un mundo adulto, a la espera;
y ahora han desaparecido, los tres
y soy viejo:
pies de pirata han hollado
los suelos de limpia paja
de mi alma,
y los canarios ya no cantan.
Charles Bukowski nació en Adernach, (1920-1994). Vivió en su infancia y adolescencia en un entorno familiar y social violento, hecho que marcaría el devenir de su posterior producción literaria. Pieza capital de la que se vino en llamar generación beat, su vida fue tan radical como las historias narradas en sus propias obras. Adicto al sexo, las drogas y el alcohol, su literatura, casi autobiográfica, es fiel reflejo de su lucha contra el aburguesamiento y la comodidad. Su realismo descarnado y lírico y su humor ácido y desencantado han influido en multitud de escritores de generaciones posteriores.