Los muertos no necesitan aspirina
ni pena.
Supongo.
Pero tal vez necesiten lluvia
No zapatos,
pero un lugar donde caminar.
No cigarros,
nos dicen,
pero un lugar para arder.
O nos han dicho:
espacio y un lugar donde volar
podrán ser lo mismo.
Los muertos no me necesitan.
Ni tampoco los vivos.
Pero tal vez los muertos se necesitan
a sí mismo.
De hecho, los muertos tal vez
necesiten todo
lo que nosotros necesitamos.
Y nosotros necesitamos tanto.
Si tan sólo supiéramos qué.
Tal vez sea todo.
Y probablemente moriremos
tratando de obtenerlo.
O moriremos
porque no lo obtenemos.
Espero que entiendas,
cuando yo esté muerto
Que obtuve
lo más que pude.
Charles Bukowski nació en Adernach, (1920-1994). Vivió en su infancia y adolescencia en un entorno familiar y social violento, hecho que marcaría el devenir de su posterior producción literaria. Pieza capital de la que se vino en llamar generación beat, su vida fue tan radical como las historias narradas en sus propias obras. Adicto al sexo, las drogas y el alcohol, su literatura, casi autobiográfica, es fiel reflejo de su lucha contra el aburguesamiento y la comodidad. Su realismo descarnado y lírico y su humor ácido y desencantado han influido en multitud de escritores de generaciones posteriores.