Escribo poemas
converso
cuento cuentos
veo películas.
Ah, el poema de León Felipe
'en Auschwitz en la soledad de un niño muerto de frío
rumbo al matadero igual que un pollo pelado
se callan todos los violines!'.
Escribo poemas
converso
veo películas
qué bella y melancólica Mónica Vitti
paseándose en la inmensa soledad
de una enorme nave industrial
llena de máquinas donde no se escucha más que el ruido de motores
(El desierto rojo, Antonioni)
qué estremecedora belleza
la de ese hombre solitario
de espaldas, frente a la inmensidad
del cielo y del mar
(Caspar David Friedrich)
pero ayer un hombre acechó a una niña de trece años
en el rellano de la escalera
donde él también vivía
La acechó la atrapó la violó y la mató
mientras su padre la esperaba
solo a veinte metros de su casa
y su madre
-la del asesino-
moría de cáncer en un hospital.
Él también tiene una hija
una hija de la misma edad (trece años).
Y aquí que se calle papá Freud
que se calle el abuelo Jung
y mamá Kristeva.
Aquí que se calle Borges
y Cristina Peri Rossi
que prefieren el reflejo de la vida
a la vida misma
porque en el arte se sufre con belleza
y no sé qué belleza pudo percibir la niña
de trece años empalada crucificada por un matón.
En la vida, en cambio, se sufre con mugre,
quebrantahuesos, trapos sucios, gritos, muros
que caen
sangre por los pasillos cuerpos desgonzados
y miembros rotos.
Eh, ten cuidado.
No pises un útero descuajado por el suelo
ni una cabeza cortada.
Pisa este poema o todos los de este mundo
y se sufrirá menos
muchísimo menos
nadie sufrirá.
Y si el origen de tanto dolor está
en el cromosoma Y que hace hombres a los hombres
diferentes a las mujeres,
por favor
fabriquen robots sin cromosoma
Y entonces
quizás
podremos amar algo más
que el reflejo de la vida.