Ven. Ven desnuda y sigilosa
para que el domingo cruel
y su inútil noche
tengan sentido
ven y no digas nada
mientras te despojas de tu breve tanga negra
y yo no te pregunto dónde has estado
ni tú qué estuve haciendo hoy.
La noche es breve para quienes
sueñan prolongarla
y olvidar el día
y yo no conozco
otra manera de eternizarla
más que acariciarte
más que me acaricies
y en medio de los besos
me digas te esnifas el tiempo
y yo te conteste
un día es largo como un siglo
si no te toco
si no me tocas
y la tanga en el suelo
es un recuerdo inútil
de épocas pasadas
de ausencias largas como eras.
No conozco otra manera de superar
el tiempo y sus relojes
los días y sus disgustos
sus migrañas sus cifras de desempleo
sus turbulencias mundiales
sus injusticias
más que esta fusión de cuerpos
de pieles y de sexos
este espacio sin fronteras
este tiempo sin controles
esta libertad en fin de encadenarse
a lo que se ama
no a lo que se obedece
sumisas al amor
y no a los hemisferios
ni a las convenciones
ni a los imperios
ni siquiera a las leyes físicas
que hacen de un encuentro emocional
la fricción de pieles músculos y salivas.
Einstein descubrió que el tiempo y el espacio
son metáforas
aunque yo todavía no sé
metáfora de qué somos tú y yo
quizás de una antigua melodía del universo
antes de su descomposición.