Sus límites hace tiempo que dejaron de ser unión para convertirse en frontera, el cielo perdió su azul y la violencia llena ahora de gris la mirada de quien osa mirar hacia arriba, los golpes vienen de tantas direcciones que el dolor ya casi no sorprende, quienes se autoproclaman defensores del país lo destruyen con cada palabra -malditos aquellos que usan la palabra para engañar-.
Pero también es cierto que millones de voces unidas cantando lo mismo suenan mejor que una mentira, que una sonrisa de alguien a quien le han robado todo vale mucho más que un billete en primera clase, que no hay nada más poderoso y bonito que dos manos unidas en un terremoto.
Porque seguimos vivos, de pie y todos juntos, y eso les escuece. Porque mientras ellos asesinan surgen héroes que se atreven a plantarles cara pese a que ellos les reciban con la mano abierta. Pero la verdad es que tienen miedo porque cuanto más aprietan la soga menos manos les quedan para ahogarnos, y llegará el día en el que se queden sin cuerda y no tendrán quien les salve.
Que tiene más vida el alma de quien no tiene nada porque se lo han quitado que el alma de quien tiene todo porque lo ha robado. Y al final de eso se trata, de estar vivo.
Si te marchas hazlo con ruido: rompe las ventanas, insulta a mis recuerdos, tira al suelo todos y cada uno de mis intentos de alcanzarte, convierte en grito a los orgasmos, golpea con rabia el calor
Hay una tristeza inherente a las cosas que las hace bellas y no quiero llegar a comprender nunca.
Hoy he tenido un sueño triste y he despertado en una cama carente de nada, en unas sábanas blancas y tristes, y en el balcón mis plantas me miraban tristes.