Vivir apretando y rechinando
los dientes,
es como cargar con 90 kgs. de peso
sobre mis mandíbulas.
Mi dientes son pequeñas astillas,
gastadas como piedras de arena.
Menudos y devastados.
Tengo que llevar una férula dental,
una brida,
un bozal,
un trozo de plástico
que te escupiría ahora mismo
como un reproche inaudito.
Trituraría tus palabras
como bolas de cristal
rompiendo mis dientes planos
como lijas de carne.
Te escupiría con los maxilares de piedra
porque no tengo dientes
pero sí veneno y calcio.
Me duelen las encías
por no sangrar de pasado:
cada diente es una miseria,
una piedra más en la maleta,
dentro de mi boca.
Bruxismo: parafunción mandibular
del comportamiento bruxópata.
El recuerdo y el asco
de tus dientes perfectos.
Mi forma de sacarle los dientes
al mundo, así,
como un potaje cálcico.
Sé que me estoy quedando sin dientes,
pero nunca, oídme, nunca,
me quedaré
sin voz.