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  • La lechera, de Felix Maria de Samaniego | Poema

La lechera, de Felix Maria de Samaniego | Poema

  • POESIA A LA CARTA
  • Manuel López
  • Moisés de las Heras Fdez
  • Poema en español(solapa activa)
Poema en español
La lechera

Llevaba en la cabeza 
una Lechera el cántaro al mercado 
con aquella presteza, 
aquel aire sencillo, aquel agrado, 
que va diciendo a todo el que lo advierte 
«¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!» 

Porque no apetecía 
más compañía que su pensamiento, 
que alegre la ofrecía 
inocentes ideas de contento, 
marchaba sola la feliz Lechera, 
y decía entre sí de esta manera: 

«Esta leche vendida, 
en limpio me dará tanto dinero, 
y con esta partida 
un canasto de huevos comprar quiero, 
para sacar cien pollos, que al estío 
me rodeen cantando el pío, pío. 

»Del importe logrado 
de tanto pollo mercaré un cochino; 
con bellota, salvado, 
berza, castaña engordará sin tino, 
tanto, que puede ser que yo consiga 
ver cómo se le arrastra la barriga. 

»Llevarelo al mercado, 
sacaré de él sin duda buen dinero; 
compraré de contado 
una robusta vaca y un ternero, 
que salte y corra toda la campaña, 
hasta el monte cercano a la cabaña». 

Con este pensamiento 
enajenada, brinca de manera 
que a su salto violento 
el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera! 
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero, 
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero. 

¡Oh loca fantasía! 
¡Qué palacios fabricas en el viento! 
Modera tu alegría, 
no sea que saltando de contento, 
al contemplar dichosa tu mudanza, 
quiebre su cantarillo la esperanza. 

No seas ambiciosa 
de mejor o más próspera fortuna, 
que vivirás ansiosa 
sin que pueda saciarte cosa alguna. 
No anheles impaciente el bien futuro; 
mira que ni el presente está seguro. 

Felix Maria de Samaniego
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    no alcanzar a las uvas con la garra, 
    al mostrar a sus dientes la alta parra 

  • La lechera, de Felix Maria de Samaniego | Poema

    Felix Maria de Samaniego

    Llevaba en la cabeza 
    una Lechera el cántaro al mercado 
    con aquella presteza, 
    aquel aire sencillo, aquel agrado, 
    que va diciendo a todo el que lo advierte 
    «¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!» 

  • El camello y la pulga, de Félix María de Samaniego | Poema

    Felix Maria de Samaniego

    Al que ostenta valimiento 
    cuando su poder es tal, 
    que ni influye en bien ni en mal, 
    le quiero contar un cuento. 
    En una larga jornada 
    un camello muy cargado 
    exclamó ya fatigado: 
    «¡Oh, qué carga tan pesada!» 
    Doña Pulga, que montada 

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    Felix Maria de Samaniego

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    Felix Maria de Samaniego

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    y entre ellas, por gozar la vita bona, 
    se refugió el dios Príapo en persona. 

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