El lobo y la oveja, de Félix María de Samaniego | Poema

    Poema en español
    El lobo y la oveja

    Cruzando montes y trepando cerros, 
    aquí mato, allí robo, 
    andaba cierto lobo, 
    hasta que dio en las manos de los perros. 
    Mordido y arrastrado 
    fue de sus enemigos cruelmente; 
    quedó con vida milagrosamente, 
    mas inválido al fin y derrotado. 
    Iba el tiempo curando su dolencia; 
    el hambre al mismo paso le afligía; 
    pero, como cazar aún no podía, 
    con las yerbas hacia penitencia. 
    Una oveja pasaba, y él la dice: 
    «Amiga, ven acá, llega al momento; 
    enfermo estoy y muero de sediento: 
    Socorre con el agua a este infelice. - 
    »¿Agua quieres que yo vaya a llevarte? 
    Le responde la oveja recelosa; 
    dime pues una cosa: 
    ¿Sin duda que será para enjuagarte, 
    »limpiar bien el garguero, 
    abrir el apetito, 
    y tragarme después como a un pollito? 
    Anda, que te conozco, marrullero.» 
    Así dijo, y se fue; si no, la mata. 
    ¡Cuánto importa saber con quien se trata!