Me sucedió desde lo alto del infinito
esta vida. A través de neblinas,
de mi propio yermo ser, humos primeros,
vine ganando, y a través de extraños ritos
de sombra y luz ocasional, y gritos
vagos a lo lejos, y asomos pasajeros
de saudade incógnita, luceros
de divino, este ser opaco y proscrito...
Cayó lluvia en pasados que fui yo.
hubo planicies de cielo bajo y nieve
en alguna cosa de alma de lo que es mío.
Me narré a la sombra y no me hallé sentido.
Hoy me sé el desierto donde Dios tuvo
otrora su capital de olvido...
XI
No soy quien describo. Soy la tela
y oculta mano colorea alguien en mí.
puse el alma en el nexo de perderla
y mi principio floreció como Fin.
¿Qué importa el tedio que dentro de mí hiela,
y el leve Otoño, y las galas, y el marfil,
y la congruencia del alma que se vela
como los soñados palios de satín?
Disperso... Y la hora como un abanico se cierra...
Mi alma es un arco tendido con el mar por fondo...
¿El tedio? ¿La amargura? ¿La vida? ¿El sueño? Déjase.
y abriendo las alas sobre Renovar,
la yerma sombra del vuelo comenzado
pestañea en el campo abandonado...