Cuando siento, el sentido ya es sentido
–antes que sea mío, o en mí esté–.
Antes que yo –al oír–, oye el Oído.
Al ver, antes un Ver abstracto ve.
Alma y Yo soy en todo lo que toco:
Alma, en lo que común a todos siento;
y Yo, en la carcajada que provoco
cuando digo que es mío el sentimiento.
Lo demás es saber que no se sabe,
pensamiento confuso, que pretende
mucho explicarnos, pero nada aclara;
como quien logra descifrar la clave
de un mensaje secreto, y no lo entiende,
porque está escrito en una lengua rara.