El amor, cuando se revela,
no se sabe revelar.
Sabe bien mirarla a ella,
pero no le sabe hablar.
Quien quiere decir lo que siente,
no sabe qué va a declarar.
Habla: parece que miente.
Calla: parece olvidar.
¡Ah, mas si ella adivinase,
si pudiese oír o mirar,
y si un mirar le bastase
para saber que amándola están!
¡Mas quien siente mucho, calla;
quien quiere decir cuanto siente
queda sin alma ni habla,
queda sólo enteramente!
Mas si esto contarle pudiere,
lo que no me atrevo a contarle,
ya no tuviere que hablarle
porque hablándole estuviere...