Son frías estas almas de piedra haciendo cola. Sospechan dentro de diminutos bolsos de las miradas largas.
Pagan fríamente, acorde a sus frías demandas. Han comprado grasa, vanas esperanzas congeladas, algunos desinfectantes para almas (que no quieren) y una colección de deseos, por si vuelven.
Son frías y bien ordenadas estas obradas almas sin obra.
Los condenados deciden libres su última cena en este frío invierno de condenas compartidas.