Ahora es cuando toco a tu puerta, tras el sonido un temblor me recorre las piernas.
Un silencio más largo aún que las horas de sueño perdidas soñando este apretado silencio.
Ahora es cuando pulso y espero con mil frases sin memoria, ahora es cuando suena, ahora es cuando bajas, sin saberlo, con tu beso temblando en mi boca.
El interés de la deuda soberana no cabe en un poema. La poesía es infantil frente a dos puntos de la prima de riesgo, el descenso de la demanda agregada o la eficiencia de nuevos mecanismos de esperanza.