Ahora es cuando toco a tu puerta, tras el sonido un temblor me recorre las piernas.
Un silencio más largo aún que las horas de sueño perdidas soñando este apretado silencio.
Ahora es cuando pulso y espero con mil frases sin memoria, ahora es cuando suena, ahora es cuando bajas, sin saberlo, con tu beso temblando en mi boca.
¿Está usted loco? Loco está usted, loco, usted está usted, y yo no le digo nada. Quien diga lo contrario loco miente usted, está usted, usted está y yo soy el loco. Para estar hay que creer. ¿Loco? Espere usted.
Transcurrir en banquete o hambruna, vida requerida, dulce, insatisfactoria, limitada a intermitencias como lo está una cucharilla: liviana, ligera sólo contiene lo que no rebosa, agujero en potencia.
No puedo quitarme, no puedo sacar de mi cabeza la memoria flácida y marmórea carne más allá de esta frontera epidérmica que una viva imagen de muerte ignora.