Tienen las boquitas finas
florentinas, venecianas,
bien pueden ser celestinas,
sobre todo las ancianas;
frente a lombardas, romanas,
genovesas -lo advertís-,
piamontesas, saboyanas,
el buen pico es de París.
De buen hablar tienen fama,
dicen, las napolitanas,
cacarear las inflama,
alemanas y prusianas;
sean griegas, egipcianas,
de Hungría o de otro país,
españolas, catalanas,
el buen pico es de París.
Bretonas, suizas, quien cuente,
ni gasconas, tolosanas:
dos pescadoras del puente
las callan. Ni lusitanas,
inglesas y calesianas,
(¿cité muchas?, ¿qué decís?)
o picardas, valencianas,
el buen pico es de París.
Envío
Príncipe, dad a las parisinas
el premio del bien decir;
no obstante las italianas,
el buen pico es de París.
Cuarteta
Yo soy François, lo que me pesa,
nací en París, junto a Pontesa,
y de la cuerda de una toesa
sabrá mi cuello lo que mi culo pesa.
Nota: Poema escrito en prisión, cuando Villon fue condenado a la horca.