Cuando me paro a contemplar mi estado y a ver los pasos por do me han traído, hallo, según por do anduve perdido, que a mayor mal pudiera haber llegado;
mas cuando del camino estó olvidado, a tanto mal no sé por do he venido; sé que me acabo, y más he yo sentido ver acabar conmigo mi cuidado.
Yo acabaré, que me entregué sin arte a quien sabrá perderme y acabarme si ella quisiere, y aun sabrá querello;
que pues mi voluntad puede matarme, la suya, que no es tanto de mi parte, pudiendo, ¿qué hará sino hacello?
Con un manso rüido d’agua corriente y clara cerca el Danubio una isla que pudiera ser lugar escogido para que descansara quien, como estó yo agora, no estuviera: do siempre primavera parece en la verdura sembrada de las flores;
Escrito está en mi alma vuestro gesto, y cuanto yo escrebir de vos deseo; vos sola lo escrebistes, yo lo leo tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
Si a la región desierta, inhabitable, por el hervor del sol demasïado y sequedad d’aquella arena ardiente, o a la que por el hielo congelado y rigurosa nieve es intractable, del todo inhabitada de la gente, por algún accidente