Escrito está en mi alma vuestro gesto, y cuanto yo escrebir de vos deseo; vos sola lo escrebistes, yo lo leo tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto; que aunque no acabe en mí cuanto en vos veo, de tanto bien lo que no entiendo creo, tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida; por hábito del alma misma os quiero.
Cuanto tengo confieso yo deberos; por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir, y por vos muero.
Con un manso rüido d’agua corriente y clara cerca el Danubio una isla que pudiera ser lugar escogido para que descansara quien, como estó yo agora, no estuviera: do siempre primavera parece en la verdura sembrada de las flores;
Escrito está en mi alma vuestro gesto, y cuanto yo escrebir de vos deseo; vos sola lo escrebistes, yo lo leo tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
Si a la región desierta, inhabitable, por el hervor del sol demasïado y sequedad d’aquella arena ardiente, o a la que por el hielo congelado y rigurosa nieve es intractable, del todo inhabitada de la gente, por algún accidente