Arrastrar largamente la cola del desmayo
sin miedo a una posible rebelión de fragancia
Dejarse florecer durante el mes de mayo
de alelíes las manos los ojos de distancia
Perdonar a la lluvia su vocación profunda
su amor de las estatuas su modelado egregio
perdonarla aunque luego sepamos que se inunda
de torsos mutilados el jardín del colegio
Olvidar los perfumes que lloran los colores
merecer los escorzos que renuevan el aire
Dimitir abdicar coronas y esplendores
corbatas fabulosas perdidas al desgaire
Porque querido amigo ya todo se compensa
mis deudas tus jazmines trastornos siderales
el muerto que se estira el caracol que piensa
y el ala de la tórtola prolongando hospitales.