Verbo alarido
verbo rugido
magnolias explosivas
muerden las estrellas de los hielos
y hay una única virgen
a lo largo del cielo
Seguid adelante
Las noches se cobijan bajo mi estandarte
Afirmando las raíces en lo negro
será gloria de luz el pensamiento
y nuestras hojas vegetales
volarán por encima de los puertos
cubrirán a los muertos
Despacio
Silencio
No despertéis al
péndulo
Los minutos son polvillo de centellas
y mi rosario va encendiendo las estrellas
Estas pisadas que oísteis en mi oreja
yo no sé si son verdes o son negras
yo no sé de quién son
Yo canto
Ésta es mi voz
Me reconozco en el espejo lento
y este ferrocarril que me explora el costado
cansado de roer ha resbalado
Las lluvias son mis brazos
Solo yo voy ascendiendo
desnudo como el sol
En el fondo ronca el reloj
El mundo está lleno de negros
Cielos blancos y amarillos
me tejerán un manto parabólico
Mis pies serán uno solo
Y de espaldas a los ríos
incendiaré en la hoguera mineral
este verbo alarido
Gerardo Diego fue un poeta español, miembro de la llamada Generación del 27, que nació en Santander, el 3 de Octubre de 1896. Licenciado en Letras, impartió clases en distintos institutos españoles, aunque ya para entonces había comenzado su carrera literaria, primero centrándose en la escritura de cuentos para luego, ya en 1920, pasar a la poesía con El romancero de la novia. Se considera su publicación de la antología Poesía española: 1915-1931, la primera reunión de los poetas que formarían el cuerpo de la Generación del 27. Pasa la Guerra Civil en Francia y tras el conflicto continúa con su actividad docente y poética. En el año 1947 fue elegido miembro de la RAE. A lo largo de su vida recibió distintos premios y homenajes, entre los que habría de destacar el Calderón de la Barca de 1962, y el más importante de la lengua castellana, el Premio Cervantes, que recibió en 1979. Gerardo Diego murió en Madrid el 8 de Julio de 1987.