Melancolía, de Gottfried Benn | Poema

    Poema en español
    Melancolía

    Cuando leemos sobre mariposas, 
    sobre cañaverales, sobre abejas 
    y que un bello verano se mece sobre esto, 
    preguntamos si existen estas dichas, 
    si no existe un engaño detrás de ello, 
    y también si el laúd del que ellos hablan, 
    con trinos, con aromas, vestidos vaporosos, 
    en donde fingen que se encuentran, 
    es algo cuestionable a otros oídos, 
    un potpourri engañoso, artificial - 
    la agonía del alma no se engaña. 

    Qué es el hombre -quizás duerme de noche, 
    pero está ya cansado de afeitarse, 
    antes aún de que el cartero llegue 
    y antes de que le llamen por teléfono, 
    está su ser vacío ya y sin brasa; 
    una acción superior y general, 
    de la que se oye hablar, que a veces se presiente, 
    fracasa en muchas zonas corporales, 
    son fuerzas malogradas 
    en trágicos empeños: 
    no es verdad que el espíritu lo alcance, 
    son tan sólo esporádicos destellos. 

    No es explicable ni remotamente, 
    como si el creador fuera alguien sin alma 
    que no pregunta nunca por la gente, 
    por sus quejas, su cáncer o su piel, 
    él los tejió de muy distintas cosas, 
    que usa también para otros astros; 
    él nos dio medios para enardecernos 
    -lábil, estable, lábil- sueños, baños, 
    una sola tableta te levanta, 
    ilumina lo oscuro, el frío enciende. 

    De tu región has de sacarlo todo, 
    pues regresas sin nada del viaje; 
    si te abandonas, vienen piruetas 
    y vas perdiendo todo la que tienes. 
    De entre las flores tienes que escoger 
    las que en el seto crecen y el sembrado 
    ya tu cuarto llevarlas y contar 
    los sones de la vida, sus acordes: 
    las terceras mayores y menores - 
    todo la frío hiela el corazón. 

    Así la flor -luego a lo pasado 
    te vuelves o al futuro, como viene; 
    pasas de la neblina a lo nublado, 
    de un quizás a un error sin tacha, 
    ir y venir: fuentes secadas, 
    resplandece Noé, toca el Arca la tierra 
    y el Nilo es el río de los ríos, 
    y la morena mano besa Antonio: 
    los Rurik, los Anjou, Rasputín, Judas, 
    pero tu propio hoy no está ahí dentro. 

    La ostra, con su perla, está cerrada, 
    conoce sólo el mar, está callada; 
    en tierra y aire: verdugos, coronados - 
    un herma todavía en la alameda; 
    tan sólo calla Eón, 
    con la perla en la mano, 
    donde no hay nada y todo apunta a algo, 
    Eón está soñando, Eón es un muchacho, 
    juega consigo mismo en una tabla: 
    un herma todavía -que lo dejen, 
    también lleva al poema: melancolía. 

    • Todos poseen el cielo, el amor y la tumba, 
      no queremos ocuparnos de eso, 
      ya se ha discutido y estudiado bastante en nuestra civilización. 
      Pero lo que es nuevo es la cuestión acerca de la sintaxis 
      y esto es urgente: 
      ¿por qué expresamos algo? 

    • Cuando leemos sobre mariposas, 
      sobre cañaverales, sobre abejas 
      y que un bello verano se mece sobre esto, 
      preguntamos si existen estas dichas, 
      si no existe un engaño detrás de ello, 
      y también si el laúd del que ellos hablan,