Instantes, de Hermanos Álvarez Quintero | Poema

    Poema en español
    Instantes

    Te beso, y como el agua de la roca 
    hago saltar ternuras de tu boca 
    me pides una rima, ya está hecha, 
    es no más que tu nombre y una flecha. 

    Vuelve a soñar, soñador, 
    que también pueden nacer flores 
    donde se entierra un amor. 

    Si pudiera estar mirando 
    tus ojos continuamente 
    ¡cómo se irían borrando 
    las arrugas de mi frente! 

    Yo no sé lo que daría 
    por olvidar lo que sé 
    y sin embargo, querría 
    saber lo que no sabré. 

    Por alejar de mi mente 
    lo que me aleja de ti, 
    quisiera no estar en mí 
    cuando tú no estás presente 

    Aunque se suele igualar 
    en la copla popular 
    a la mariposa loca 
    en que vuela sin parar 
    ¡quién escribiera un cantar 
    que se posara en tu boca 
    y no quisiera volar! 

    En pensar en tu belleza 
    tengo mi mayor contento 
    y en el mismo pensamiento 
    tengo mi mayor tristeza. 

    En mi mesa de labor 
    gusto siempre de tener 
    una cuartilla, una flor 
    y una carta de mujer; 
    la carta me hace soñar, 
    la cuartilla sonreír, 
    la flor... tal vez comparar 
    y las tres cosas, vivir. 

    Enfermo estaba de un mal 
    con que la ciencia no atina 
    y en tu boca de coral 
    encontré la medicina. 

    Callo, cuando estoy contigo, 
    por el encanto de oírte 
    y te digo y no te digo 
    lo que quisiera decirte. 
    Tu frente en que me recreo 
    es hoja blanca no escrita 
    donde sin palabras leo 
    mi lectura favorita. 

    Cuando me veo a tu lado 
    quisiera que de repente 
    el porvenir y el pasado 
    pudieran ser el presente. 

    No te veo y no deseo 
    mas que ir a verte y hablarte 
    y te veo y nunca te veo 
    al momento de dejarte. 

    Miraba al cielo pensando 
    que de ti me separaba 
    y me sorprendí llorando 
    de pensar lo que pensaba. 
    Ojos de armiño y terciopelo 
    cuando me miro en vuestra llama; 
    si hay en lo humano gloria o cielo, 
    yo sé en verdad cómo se llama. 

    Me alegro de ser quien soy 
    cuanto te miro llorando, 
    llorando porque me voy.