La rosa del jardinero, de Hermanos Álvarez Quintero | Poema

    Poema en español
    La rosa del jardinero

    Era un jardín sonriente; 
    era una tranquila fuente 
    de cristal; 
    era, a su borde asomada 
    una rosa inmaculada 
    de un rosal. 

    Era un viejo jardinero 
    que cuidaba con esmero 
    del vergel, 
    y era la rosa un tesoro 
    de más quilates que el oro 
    para él. 

    A la orilla de la fuente 
    un caballero pasó, 
    y la rosa dulcemente 
    de su tallo separó. 

    Y al notar el jardinero 
    que faltaba en el rosal, 
    cantaba así, plañidero, 
    receloso de su mal: 

    -Rosa la más delicada 
    que por mi amor cultivada 
    nunca fue; 
    rosa la más encendida 
    la más fragante y pulida 
    que cuidé; 

    blanca estrella que del cielo 
    curiosa del ver el suelo 
    resbaló; 
    a la que una mariposa 
    de mancharla temerosa 
    no llegó. 

    ¿Quién te quiere? ¿Quién te llama 
    por tu bien o por tu mal? 
    ¿Quién te llevó de la rama 
    que no estás en tu rosal? 

    ¿Tú no sabes que es grosero 
    el mundo? ¿Que es traicionero 
    el amor? 
    ¿Que no se aprecia en la vida 
    la pura miel escondida 
    en la flor? 

    ¿Bajo qué cielo caíste? 
    ¿A quién tu tesoro diste 
    virginal? 
    ¿En qué manos te deshojas? 
    ¿Qué aliento quema tus hojas 
    infernal? 

    ¿Quién te cuida con esmero 
    como el viejo jardinero 
    te cuidó? 
    ¿Quién por ti sólo suspira? 
    ¿Quién te quiere? ¿Quién te mira 
    como yo? 

    ¿Quién te miente que te ama 
    con fe y con ternura igual? 
    ¿Quién te llevó de la rama, 
    que no estás en tu rosal? 

    ¿Por qué te fuiste tan pura 
    de otra vida a la ventura 
    o al dolor? 
    ¿Qué faltaba a tu recreo? 
    ¿Qué a tu inocente deseo 
    soñador? 

    En la fuente limpia y clara 
    ¿espejo que te copiara 
    no te di? 
    ¿Los pájaros escondidos, 
    no cantaban en sus nidos 
    para ti? 

    ¿Cuando era el aire de fuego, 
    no refresqué con mi riego 
    tu calor? 
    ¿No te dio mi trato amigo 
    en las heladas abrigo 
    protector? 

    ¿Quién para sí te reclama? 
    ¿Te hará bien o te hará mal? 
    ¿Quién te llevó de la rama 
    que no estás en tu rosal? 

    ...... 

    Así un día y otro día, 
    entre espinas y entre flores, 
    el jardinero plañía, 
    imaginando dolores, 
    desde aquél en que a la fuente 
    un caballero llegó, 
    y la rosa dulcemente 
    de su tallo separó.