Entonces se enviaban suspiros en las rosas, besos-palomas de balcón a balcón. Pero la sucia noche revolvía alfileres, sábanas, rezos, cruces, luto de amor.
Caras agrias, en sombra, el deseo encendió. (Cuántos hijos tirados en paredes, pañuelos, muslos, manos, por Dios!)
muro de agua, la angustia, se levantó. Humo rojo en mis venas. Transfigurado cielo. De polvo a polvo soy.
Debí haberte encontrado diez años antes o diez años después. Pero llegaste a tiempo. Antes, me hubiera gustado conocerte con libertad, sin restricciones. Sin limites ni complejos. Después, con calma y serenidad,
Me doy cuenta de que me faltas y de que te busco entre las gentes, en el ruido, pero todo es inútil. Cuando me quedo solo me quedo más solo solo por todas partes y por ti y por mí. No hago sino esperar. Esperar todo el día hasta que no llegas.
Canonicemos a las putas. Santoral del sábado: Bety, Lola, Margot, vírgenes perpetuas, reconstruidas, mártires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad.
No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma, de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti.
Me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro. Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo. Me aprendo en ti más que en mi mismo. Eres como un milagro de todas horas, como un dolor sin sitio.
Dulces muslos deseados, íntima piel suave, mujer en muslos dulces, ¿dónde estás? ¿Qué ha quedado de ti? Para mi boca el aire calcinado. Muslos de amor, amantes, apretados, tiernos, desnudos, sellados. Esbeltos de mis ojos,
Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.