Llueve torrencialmente.
¡Qué ganas de beber! No quiero vino.
dame un jugo de fruta.
¡Cómo tiemblan, se tuercen bajo el agua
con viento los ramajes!
Es muy temprano. Ven.
El sueño matutino es delicioso:
apenas ver la luz mientras se duerme,
casi se duerme, retrasando el día.
¿No duermes? Bien así. Más te acaricio,
más me abandono yo, más te abandonas,
muy felices o como si lo fuéramos,
¿y no lo somos ya si lo creemos?
Cuando cese la lluvia,
la tierra del jardín olerá a tierra.
No habrá mejor fragancia.
Y después vendrá el día con sus horas
fugaces, nunca sueltas,
nunca sin sus raíces,
a pasado y futuro encadenadas.
¿Cómo aislar en el aire los momentos?