Los primeros poemas de amor, de Jorge Riechmann | Poema

    Poema en español
    Los primeros poemas de amor



    En ellos uno escoge 
    casi arbitrariamente un objeto 
    cálido, apetecible, curvilíneo 
    para fantasear sobre él 

    (a veces 
    ni siquiera es preciso el objeto: 
    impenetrables los caminos de Narciso). 

    No se habla del otro: se habla 
    de la propia ansia 
    del propio miedo 
    del propio dolor. 
    Autoindulgente campanero de cristal 
    echando la vida al vuelo. 

    Más adelante se aprende, poco a poco 
    a menudo con crujir de dientes 
    y gustosas angustias 
    y estrujones de corazón, la enorme 
    distancia que separa un cuerpo de otro 
    cómo a veces se salva en un instante 
    cuán radicalmente 
    es cada ser humano un infinito. 
    Se llega a estar ante el otro 
    como ante una patria remota. 
    Dicho sea de paso 
    lo antedicho no solamente ocurre 
    con los poemas de amor. 





    He regresado a casa llevándote en los labios 
    asediado en mi gozo por tus dedos de nata 

    He regresado a casa con tu calma en los brazos 
    atropellándome algo en las lindes del pecho 

    Herido por la lluvia he regresado a casa 
    he perdido mi sangre y he ganado la tuya 

    He regresado a casa con acrobacia fácil 
    atónito del largo azar de tu caricia 

    He regresado a casa con tu cuerpo en los dedos 
    me he cortado los brazos y tu cuerpo persiste 
    afirmando en el tacto su trabazón de dicha 
    Qué dulce riesgo ser ladrón de tu cintura 

    He regresado a casa en este país cálcico 
    donde en los huesos crecen delgadas llamas negras 

    He regresado a casa y me he echado en la cama 
    con un alba asesina que me roba los párpados 

    He regresado a casa sin regresar ausente 
    y hasta el oxígeno dice la magia de tu risa 

    He regresado a casa desnudo por el aire 
    Es más frágil el pecho que el hálito que alberga 
    He nacido esta noche del collar de tu abrazo.