A mí me ha sucedido muchas veces, de José Antonio Muñoz Rojas | Poema

    Poema en español
    A mí me ha sucedido muchas veces

    A mí me ha sucedido muchas veces 
    ir caminando y encontrarme 
    de pronto una palabra que había dicho 
    hace tantos amores a estas horas, 
    hace tantos latidos y amarguras, 
    cuando la adolescencia. Ella tenía 
    aproximadamente dieciocho 
    años, y unos cabellos que las brisas 
    adoraban, diciéndole al oído: 
    nunca los tuve iguales en mis dedos. 

    Vivir no se medía, se gozaba 
    asomado a un pretil de donde el mundo 
    era un suelo extendido de hermosura 
    que rodeaba el júbilo, y el gozo 
    se llamaba José como me llamo, 
    urgía con los latidos de aquí dentro 
    un millón de esperanzas por minuto. 

    A mí me ha sucedido muchas veces 
    encontrarme con sombras y decirles: 
    sois las mismas, acaso conocéis 
    este viejo aposento, y verlas irse 
    como un poco de humo, como un poco 
    de hermosura. La vida es eso, sombra. 

    A mí me ha sucedido muchas veces 
    buscarme inútilmente, no encontrarme 
    aunque estaba citado en la esperanza 
    a una ternura fija, y ver pudrirse 
    las rosas que llevaba entre las manos. 

    Y hallar que la palabra no servía, 
    que era inútil el canto, derrotada 
    la palabra en los labios, miel sin nadie, 
    en busca de su labio. Duramente 
    el corazón aprende sus congojas 
    para saber un poco. No es alegre 
    llegar a esta certeza del vocablo 
    inútil casi siempre, casi nunca. 

    Claro que no son sólo estas orillas. 
    Las hay sin amargura, aunque se acaban 
    en apariencia, pero no se acaban 
    porque se miden con la sangre. Tienen 
    nombres que apenas tienen nombre. Dicen 
    al corazón dulzura, nos derraman 
    generosos al mundo, nos reviven. 

    A mí me ha sucedido muchas veces 
    ir caminando y olvidarme 
    de todo en la esperanza. Dios sin duda 
    nos coge de la mano. ¿No es su mano? 

    A merced de las horas, sin derecho 
    más que a un poco de aire, de hermosura, 
    nacemos, y es bastante. A veces sobra. 
    Todo en fin es amor. Me ha sucedido 
    encontrarme a menudo que no peso, 
    que esto que llaman por llamar no tiene 
    más que un nombre, querencia. Va a lo alto 
    inevitablemente. Va a lo alto 
    como el chopo y el bien. Sigue a lo alto. 

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