Una copa con alas: quién la ha visto antes que yo? Yo ayer la vi. Subía con lenta majestad, como quien vierte óleo sagrado: y a sus bordes dulces mis regalados labios apretaba:? Ni una gota siquiera, ni una gota del bálsamo perdí que hubo en tu beso!
Tu cabeza de negra cabellera ?Te acuerdas?? con mi mano requería, porque de mí tus labios generosos no se apartaran. ?Blanda como el beso que a ti me transfundía, era la suave atmósfera en redor: La vida entera sentí que a mí abrazándote, abrazaba! Perdí el mundo de vista, y sus ruidos y su envidiosa y bárbara batalla! Una copa en los aires ascendía y yo, en brazos no vistos reclinado tras ella, asido de sus dulces bordes: Por el espacio azul me remontaba!
Oh amor, oh inmenso, oh acabado artista: en rueda o riel funde el herrero el hierro: una flor o mujer o águila o ángel en oro o plata el joyador cincela: Tú sólo, sólo tú, sabes el modo de reducir el Universo a un beso!
Hay una raza vil de hombres tenaces de sí propios inflados, y hechos todos, todos del pelo al pie, de garra y diente; y hay otros, como flor, que al viento exhalan en el amor del hombre su perfume. Como en el bosque hay tórtolas y fieras
Aquí estoy, solo estoy, despedazado. Ruge el cielo: las nubes se aglomeran, y aprietan, y ennegrecen, y desgajan: los vapores del mar la roca ciñen: sacra angustia y horror mis ojos comen: a qué, Naturaleza embravecida, a qué la estéril soledad en torno
Cese, señora, el duelo en vuestro canto, ¿Qué fuera nuestra vida sin enojos? ¡Vivir es padecer! ¡sufrir es santo! ¿Cómo fueran tan bellos vuestros ojos si alguna vez no los mojara el llanto? romped las cuerdas del amargo duelo.