Dueña de la negra toca, de José Zorrilla | Poema

    Poema en español
    Dueña de la negra toca

    Dueña de la negra toca, 
    la del morado monjil, 
    por un beso de tu boca 
    diera a Granada Boabdil. 

    Diera la lanza mejor 
    del Zenete más bizarro, 
    y con su fresco verdor 
    toda una orilla del Darro. 

    Diera la fiesta de toros 
    y, si fueran en sus manos, 
    con la zambra de los moros 
    el valor de los cristianos. 

    Diera alfombras orientales, 
    y armaduras y pebetes, 
    y diera... ¡que tanto vales!, 
    hasta cuarenta jinetes. 

    Porque tus ojos son bellos, 
    porque la luz de la aurora 
    sube al Oriente desde ellos, 
    y el mundo su lumbre dora. 

    Tus labios son un rubí, 
    partido por gala en dos... 
    Le arrancaron para ti 
    de la corona de Dios. 

    De tus labios, la sonrisa, 
    la paz de tu lengua mana... 
    leve, aérea, como brisa 
    de purpurina mañana. 

    ¡Oh, qué hermosa nazarena 
    para un harén oriental, 
    suelta la negra melena 
    sobre el cuello de cristal, 

    en lecho de terciopelo, 
    entre una nube de aroma, 
    y envuelta en el blanco velo 
    de las hijas de Mahoma! 

    Ven a Córdoba, cristiana, 
    sultana serás allí, 
    y el sultán será, ¡oh sultana!, 
    un esclavo para ti. 

    Te dará tanta riqueza, 
    tanta gala tunecina, 
    que ha de juzgar tu belleza 
    para pagarle, mezquina. 

    Dueña de la negra toca, 
    por un beso de tu boca 
    diera un reino Boabdil; 
    y yo por ello, cristiana, 
    te diera de buena gana 
    mil cielos, si fueran mil.