Corajes, de Juan Gelman | Poema

    Poema en español
    Corajes

    es enorme la tristeza que un hombre una mujer 
    pueden hacerse entre sí 
    como enormes son esos dos pajaritos parados en 
    la rama picoteándose 
    y enorme es el mismo árbol con lluvias bajo el sol 
    que se le ven en la cara 

    ¿lloverá? ¿no lloverá? ¿cantarán 
    los pajaritos esos mismos? ¿seguirá la enorme 
    tristeza mandando creciendo como un lago o mar 
    entre un hombre y una mujer? 

    ¿volará la tristeza entre árbol y árbol? 
    ¿como pasos solitarios en una habitación? 
    ¿como madréporas por aire? 
    ¿como tablones como puentes pero desolados desamados? 

    una ramita ha caído en el lago y navega 
    es enorme la tristeza que un hombre y una mujer 
    pueden hacerse entre sí 
    como enorme es la navegación de la ramita en el lago 
    mojada de su propio coraje

    • habría un par de cosas que decir/ 
      que nadie la lee mucho/ 
      que esos nadie son pocos/ 
      que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial/ y 
      con el asunto de comer cada día/se trata 
      de un asunto importante/recuerdo 
      cuando murió de hambre el tío juan/ 

    • No sé por qué te amo. 
      Sé que por eso te amo. 
      Cae mi lengua, como la de Catulo, 
      en su doble noche de deseo. 
      Nadie vuelve de vos 
      a lo que fue. Cuando callan 
      las palabras inevitables, las 
      repeticiones del dolor y 
      los huecos de la tiniebla alta, 

    • ¿se fue por el aire o era 
      una invención de cuello verde 
      Isidoro Ducasse de Lautréamont 
      se fue por el aire o era: 
      una invención de cuello verde 
      un Isidoro del otro amor 
      que comía rostros podridos 
      melancolías desesperos 

    • Y construí tu rostro. 
      Con adivinaciones del amor, construía tu rostro 
      en los lejanos patios de la infancia. 
      Albañil con vergüenza, 
      yo me oculté del mundo para tallar tu imagen, 
      para darte la voz, 
      para poner dulzura en tu saliva. 

    • En un colchón de piedras duerme 
      el saqueo del sueño, la 
      lengua cortada en pedacitos 
      de la memoria a la linda alondra. 
      Qué es una alondra preguntaba 
      la multitud que come altura, el 
      existir que no quiere 
      ser ensuciado, la violenta 

    • Padre, 
          desde los cielos bájate, he olvidado 
      las oraciones que me enseñó la abuela, 
      pobrecita, ella reposa ahora, 
      no tiene que lavar, limpiar, no tiene 
      que preocuparse andando el día por la ropa, 
      no tiene que velar la noche, pena y pena,