No sé por qué te amo. Sé que por eso te amo. Cae mi lengua, como la de Catulo, en su doble noche de deseo. Nadie vuelve de vos a lo que fue. Cuando callan las palabras inevitables, las repeticiones del dolor y los huecos de la tiniebla alta, conozco tu pacto que sucede de pronto. Nacer es el apetito que das. Caballa de la boca.
habría un par de cosas que decir/ que nadie la lee mucho/ que esos nadie son pocos/ que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial/ y con el asunto de comer cada día/se trata de un asunto importante/recuerdo cuando murió de hambre el tío juan/
No sé por qué te amo. Sé que por eso te amo. Cae mi lengua, como la de Catulo, en su doble noche de deseo. Nadie vuelve de vos a lo que fue. Cuando callan las palabras inevitables, las repeticiones del dolor y los huecos de la tiniebla alta,
¿se fue por el aire o era una invención de cuello verde Isidoro Ducasse de Lautréamont se fue por el aire o era: una invención de cuello verde un Isidoro del otro amor que comía rostros podridos melancolías desesperos
Y construí tu rostro. Con adivinaciones del amor, construía tu rostro en los lejanos patios de la infancia. Albañil con vergüenza, yo me oculté del mundo para tallar tu imagen, para darte la voz, para poner dulzura en tu saliva.
En un colchón de piedras duerme el saqueo del sueño, la lengua cortada en pedacitos de la memoria a la linda alondra. Qué es una alondra preguntaba la multitud que come altura, el existir que no quiere ser ensuciado, la violenta
Padre, desde los cielos bájate, he olvidado las oraciones que me enseñó la abuela, pobrecita, ella reposa ahora, no tiene que lavar, limpiar, no tiene que preocuparse andando el día por la ropa, no tiene que velar la noche, pena y pena,
La tarde bajaba por esa calle junto al puerto Con paso lento, balanceándose, llena de olor, Las viejas casas palidecen en tardes como ésta, Nunca es mayor su harapienta melancolía Ni andan más tristes de paredes,