Estoy triste, y mis ojos no lloran, de Juan Ramón Jiménez | Poema

    Poema en español
    Estoy triste, y mis ojos no lloran

    Estoy triste, y mis ojos no lloran 
    y no quiero los besos de nadie; 
    mi mirada serena se pierde 
    en el fondo callado del parque. 

    ¿Para qué he de soñar en amores 
    si está oscura y lluviosa la tarde 
    y no vienen suspiros ni aromas 
    en las rondas tranquilas del aire? 

    Han sonado las horas dormidas; 
    está solo el inmenso paisaje; 
    ya se han ido los lentos rebaños; 
    flota el humo en los pobres hogares. 

    Al cerrar mi ventana a la sombra, 
    una estrena brilló en los cristales; 
    estoy triste, mis ojos no lloran, 
    ¡ya no quiero los besos de nadie! 

    Soñaré con mi infancia: es la hora 
    de los niños dormidos; mi madre 
    me mecía en su tibio regazo, 
    al amor de sus ojos radiantes; 

    y al vibrar la amorosa campana 
    de la ermita perdida en el valle, 
    se entreabrían mis ojos rendidos 
    al misterio sin luz de la tarde... 

    Es la esquila; ha sonado. La esquila 
    ha sonado en la paz de los aires; 
    sus cadencias dan llanto a estos ojos 
    que no quieren los besos de nadie. 

    ¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores, 
    ya hay fragancias y cantos; si alguien 
    ha soñado en mis besos, que venga 
    de su plácido ensueño a besarme. 

    Y mis lágrimas corren... No vienen... 
    ¿Quién irá por el triste paisaje? 
    Sólo suena en el largo silencio 
    la campana que tocan los ángeles.

    Juan Ramón Jiménez (1881-1958) es un autor esencial para la poesía en lengua española. Sus propuestas estéticas marcan una línea divisoria entre el Romanticismo de Espronceda y Bécquer, bajo cuya influencia escribe sus primeros versos, y el Modernismo y las vanguardias de las primeras décadas del siglo XX. Deslumbran en su poesía el rico caudal de sus luminosas imágenes y la profundidad conceptual y simbólica de sus versos. El exilio en América durante las décadas de los cuarenta y cincuenta enriquece su poesía, la cual adquiere una dimensión cósmica y mística sin precedentes en la tradición española. No en vano fue Premio Nobel de Literatura en 1956 por el conjunto de su obra.