Aunque siegue la voz con que tu nombre digo, tu nombre irá, como una hoguera, abrasando estos huesos y esta carne de hombre con perpetuo verdor de primavera.
Aunque ciegue la herida de mis ojos donde vive la luz de tus paisajes, en los del alma, de ceguera rojos, siempre se estrellarán tus oleajes.
Aunque duela el silencio, como espada fundida en lentas fraguas de amargura, sonará esta verdad desesperada, mordida tierra entre mi dentadura.
Sorda la voz, el sueño enarenado, las pupilas, el alma, la garganta arañadas, ronco, diré que hay en mi pecho, hincado, un árbol que florece rosas ensangrentadas.
Respiro por la herida. Por esta viva herida de mi muerte; por esta mortal llaga de mi vida que años y sueños y fracasos vierte.
Respiro por la herida este aire triste empapado de humana pesadumbre. Y un claro viento insiste contra muros de tedio y de costumbre.
Pisando mi dolor, legiones de hombres pasan ciegos, hacia esta misma hoguera mía. ¿Para siempre se salvan? ¿Para siempre se abrasan? Yo sólo sé que busco mi verdad día a día.
No hay paisaje sin ti. Qué roca oscura, qué mar de plomo, qué amarillo cielo. Es sólo tu mirada la que infunde belleza y claridad. Máquina extraña que elabora el prodigio del paisaje.
Aunque siegue la voz con que tu nombre digo, tu nombre irá, como una hoguera, abrasando estos huesos y esta carne de hombre con perpetuo verdor de primavera.
Tenerte cerca. Hablarte. Y besarte en silencio. Y sentir el contacto caliente de tu cuerpo. Sentir que vives, trémula, aquí, contra mi pecho. Que mis brazos abarcan tus límites perfectos. Que tu piel electriza las yemas de mis dedos.
Si decimos madera, se oye el viento poniendo entre los árboles su música, como cuando al nombrar el pan nos llega un vaho caliente de la mies madura y al decir vino es un otoño claro lo que nos toca con su mansa lluvia.
Somos una costumbre, un gesto, un modo, una manera de mirar, acaso. Pequeños movimientos nos distinguen, leves fórmulas marcan signos, rasgos que se hacen peculiares nos conducen por rutas diferentes a escenarios