Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll - Guillermo Escolar Editor

La identidad de Alicia se realiza, cambia y modula con la misma liberalidad con que la niña cambia de tamaño. Debido a la naturaleza discreta de los fragmentos que componen su identidad -un auténtico 'cúmulo de imágenes rotas' (T. S. Eliot, La tierra baldía)-, su personalidad muestra caracteres sorprendentes como puedan ser la crueldad, el anhelo de dominio o la conciencia de autoridad para arbitrar los significados sobre los que se construye el mundo. Todos estos caracteres pueden entenderse también como manifestaciones de la 'voluntad de poder' y revelan esa 'animalización de Dios' característica del individuo autónomo. 'En Lewis Carroll, todo comienza con un combate terrible, el combate de las profundidades: las cosas explotan o nos hacen explotar, los alimentos son tóxicos y venenosos, las entrañas se expanden, los monstruos nos alcanzan. Los cuerpos se entremezclan unos con otros, todo se funde en una suerte de canibalismo... hasta las palabras se comen. Es el dominio de la acción y la pasión de los cuerpos, las cosas y las palabras se diseminan en todas direcciones o, por el contrario, se sueldan en bloques imposibles de descomponer. Todo en las profundidades es terrible, todo es un sinsentido. (...) La singularidad de Carroll consiste en no dejar pasar nada por el filtro del sentido y el significado, y escenificarlo todo sobre las tablas del sinsentido, pues la diversidad de este es suficiente para dar cuenta del universo entero, de sus terrores y sus glorias. '.
Tapa blanda
200 x 130 mm
256 páginas
8416020361
9788416020362

Índice

Narrativa

Charles Lutwidge Dodgson (Daresbury, 1832 - Guildford, 1898), más conocido como Lewis Carroll, fue profesor de Matemáticas en la Universidad de Oxford durante casi treinta años, además de autor de varias obras científicas, entre ellas Euclides y sus rivales modernos (1879) y El juego de la lógica (1886). En 1856, Dodgson descubrió la que sería una de sus pasiones: la fotografía. Así, a lo largo de más de veinte años, realizó una serie de tres mil retratos de los que apenas se conservan mil. Pero la verdadera fama no le llegaría hasta la publicación de Alicia en el país de las maravillas (1865) que, acompañada por las ilustraciones de sir John Tenniel, tuvo un éxito inmediato, así como su secuela A través del espejo (1871). Más adelante publicaría diversos cuentos y poemas, entre ellos La caza del snark (1876) y los dos volúmenes de Silvia y Bruno (1889-1893), ilustrados por Harry Furniss. Murió en 1898, a la edad de sesenta y cinco años.

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