Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados, cómo píldoras dorados; que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del rey que rabió me cuente, y ríase la gente.
Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles; yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a filomena sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente.
Pase a media noche el mar, y arda en amorosa llama Leandro por ver a su dama; que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel, que de píramo y su amada hace tálamo una espada, do se junten ella y él, sea mi tisbe un pastel, y la espada sea mi diente, y ríase la gente.
Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente.
Larache, aquel africano fuerte, ya que no galán, al glorioso San Germán, rayo militar cristiano, se encomendó, y no fue en vano, pues cristianó luego al moro, y por más pompa y decoro, siendo su compadre él mismo, diez velas llevó al baptismo
La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola y ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice que escucha su mal: Dexadme llorar, orillas del mar...
Mientras por competir con tu cabello, oro bruñido al sol relumbra en vano, mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello;