Da bienes Fortuna que no están escritos: cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
¡Cuán diversas sendas se suelen seguir en el repartir honras y haciendas! A unos da encomiendas, a otros, sambenitos. Cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
A veces despoja de choza y apero al mayor cabrero; y a quien se le antoja, la cabra más coja parió dos cabritos. Cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
Porque en una aldea un pobre mancebo hurtó solo un huevo, al sol bambolea, y otro se pasea con cien mil delitos. Cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
No lo vendo por travieso ni porque a nadie ofende es alegre y juguetón y por las niñas se pierde niñas, guardaos de enojarle que mira que si arremete os podéis ver un día jugando con el juguete.
Decid qué es aquello tieso, con dos limones al cabo, barbado a guisa de nabo, blando y duro como güeso; de corajudo y travieso lloraba leche sabrosa. ¿Qué es cosa y cosa?
¡Qué de invidiosos montes levantados, de nieves impedidos, me contienen tus dulces ojos bellos! ¡Qué de ríos del hielo tan atados, del agua tan crecidos me defienden el ya volver a vellos! Y, cuál, burlando de ellos el noble pensamiento,
Anacreonte español, no hay quien os tope, que no diga con mucha cortesía, que ya que vuestros pies son de elegía, que vuestras suavidades son de arrope.
Lloraba la niña (y tenía razón) la prolija ausencia de su ingrato amor. Dejóla tan niña, que apenas creo yo que tenía los años que ha que la dejó. Llorando la ausencia del galán traidor, la halla la Luna y la deja el Sol,