Da bienes Fortuna que no están escritos: cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
¡Cuán diversas sendas se suelen seguir en el repartir honras y haciendas! A unos da encomiendas, a otros, sambenitos. Cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
A veces despoja de choza y apero al mayor cabrero; y a quien se le antoja, la cabra más coja parió dos cabritos. Cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
Porque en una aldea un pobre mancebo hurtó solo un huevo, al sol bambolea, y otro se pasea con cien mil delitos. Cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
Larache, aquel africano fuerte, ya que no galán, al glorioso San Germán, rayo militar cristiano, se encomendó, y no fue en vano, pues cristianó luego al moro, y por más pompa y decoro, siendo su compadre él mismo, diez velas llevó al baptismo
La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola y ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice que escucha su mal: Dexadme llorar, orillas del mar...
Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente.
Mientras por competir con tu cabello, oro bruñido al sol relumbra en vano, mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello;