Arcángel de pereza, de Manuel Alcántara | Poema

    Poema en español
    Arcángel de pereza

    Un arcángel me ronda indiferente, 
    oigo sus alas cerca de mi aliento; 
    un arcángel me ronda, yo lo siento 
    con el peso del aire por mi frente. 
    El me enseñó a decir “inútilmente” 
    y a darle los propósitos al viento; 
    su espada, del metal del desaliento 
    se hundió en mi voluntad desobediente. 
    Arcángel rondador de la desgana, 
    que se lleva el dolor que no me tomo 
    para traerlo el día de mañana... 
    Sujetas van las penas por las bridas, 
    enjaezadas, dolientes, nobles, como 
    las mulas al final de las corridas. 
    Sólo la ociosidad es mi tarea. 
    Las morunas naranjas, gajo a gajo, 
    vierten su antiguo zumo, y en el tajo 
    se ha vuelto perezosa la pelea. 
    Si esto es vivir, que venga Dios y vea 
    cómo ando con la vida cuesta abajo... 
    Que cuesta estar de pie mucho trabajo 
    para después marcharse adonde sea. 
    El naufragio que llevo entre las sienes, 
    que es verdad que no cabe en cualquier río, 
    me trae a mal traer... Y aquí me tienes 
    contándole una historia a los desiertos, 
    machacando la vida en hierro frío, 
    hablando de la muerte con los muertos. 
    Lo sabe el corazón. Que no se diga 
    que el corazón no sabe lo que tiene. 
    Sobre su propia muerte se sostiene 
    pero la sangre a veces se fatiga. 
    Cansado y todo dice Dios que siga 
    habitando el vacío, que se llene 
    de noches y de nada... Mientras viene 
    uno se echa a dormir. Pereza obliga. 
    Con la genealogía de los trinos 
    cantando está la antigua voz del arte 
    a la insegura sombra de la suerte, 
    la memoria se llena de caminos 
    pero no llegaré a ninguna parte 
    con este corazón de mala muerte. 

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