De mí, una guitarra, de Manuel Alcántara | Poema

    Poema en español
    De mí, una guitarra

    Cuando yo me haya ido 
    —qué triste que me vaya— 
    de esta madera mía 
    que me hagan una guitarra. 

    Cuando termine la muerte, 
    si dicen: “¡A levantarse!”, 
    a mí que no me despierten. 

    Que por mucho que lo piense, 
    yo no sé lo que me espera 
    cuando termine la muerte. 

    Que yo me conformo siempre, 
    y una vez acostumbrado 
    a mí que no me despierten. 

    Para encontrarme conmigo 
    vuelvo a salir a la calle, 
    calle del tiempo perdido. 

    Para encontrarme contigo 
    estoy buscando en el suelo 
    las huellas de su sonido. 

    Para encontrarme con nadie 
    me pongo a mirar arriba, 
    ¡Auxilio, que Dios me ampare! 

    Mis cuentas no están cabales: 
    me falta una golondrina 
    y me sobran tres cristales. 

    Mira qué cosa tan rara: 
    pasé la noche contigo 
    estando solo en mi cama. 

    En este día cualquiera 
    párate a ver cómo canta, 
    antes que me vaya fuera, 

    mi corazón en tu mano 
    y tu boca en mi garganta 
    por la mañana temprano. 

    Ponte a vivir como loco: 
    ama, ríe, bebe, olvida. 
    Puesto a vivir todo es poco 
    por más que dure la vida. 

    El mar no puede morir, 
    se quedará navegando 
    aunque no haya nadie aquí. 

    Si otros no buscan a Dios 
    yo no tengo más remedio: 
    me debe una explicación. 

    No digo que sí o que no. 
    Digo que si Dios existe 
    no tiene perdón de Dios. 

    No digo que no o que sí. 
    Digo que me gustaría 
    que Él también creyera en mí. 

    Yo no le guardo rencor. 
    Si le encuentro alguna vez 
    nos perdonamos los dos. 

    Mi pobre tierra no puede 
    darme lo que estoy buscando. 
    Nadie da lo que no tiene. 

    Yo no culpo a Andalucía, 
    sé muy bien que a su esperanza 
    le pasó lo que a la mía. 

    Averigua quién te dio 
    esas ganas de morirte. 
    Ha tenido que ser Dios. 

    Ha tenido que ser Dios 
    un día que estaba triste. 
    No tiene otra explicación.