Ama aprisa, de Manuel Gutiérrez Nájera | Poema

    Poema en español
    Ama aprisa

    Mientras ufana la risa 
    de tus labios no se aleje, 
    si quieres que te aconseje 
    ¡ama aprisa! 

    Con raudo mariposeo 
    se va de esta a aquella flor 
    en las alas del deseo, 
    libando el licor hibleo del amor. 

    ¡Seres y cosas felices 
    jamás tuvieron raíces! 
    Se ven marchitas las rosas 
    y mustias las margaritas... 
    ¡Pero no se ven marchitas 
    ni alondras ni mariposas! 

    Con gentileza y donaire 
    se paran en donde quieren, 
    y cuando al cabo se mueren 
    su libre tumba es el aire. 

    Ama a cuantas 
    te quieran también amar, 
    porque siendo tantas, tantas 
    ¡no las podrás recordar! 

    ¡Ama al velo 
    que solo las almas malas 
    están prendidas al suelo. 
    ¡Todo lo que sube al cielo 
    tiene alas! 

    Hay, aquí; mañana, allá; 
    sin locura ni pasión 
    como quien de paso va 
    y seguro de que está 
    en casa su corazón. 

    Haz la amorosa comedia 
    o la comedia divina... 
    ¡Mas córtala si declina 
    en tragedia! 

    ¡Todo en risa, todo en risa! 
    ¡Todo entre galán y dama! 
    Sin amar a todas, ama... 
    pero aprisa, muy aprisa. 

    Que así, yendo sin cesar 
    de esta flor a aquella flor, 
    cuando te quiera buscar 
    no te encontrará el dolor. 

    Mas ¡ay! que en esta infinita 
    mudanza eterna del alma 
    todo nuestro ser agita 
    sed insaciable de calma. 

    Sé para el amor travieso 
    en labios de hermosas locas, 
    y allí conoce las bocas... 
    ¡pero no conoce el beso! 

    En las breñas del camino 
    se queda el alma cansada, 
    como túnica de lino 
    por las zarzas desgarrada. 

    Noche helada 
    cae al campo solitario, 
    como las noches del polo, 
    y envuelto en ese sudario 
    queda el espíritu solo. 

    Quiso Dios 
    que abran las almas el vuelo; 
    más solo llegan al cielo 
    las que van de dos en dos. 

    Las otras vagan errantes, 
    en el espacio perdidas... 
    Pero, muertos o inconstantes, 
    ya no vendrán los amantes 
    de esas blancas prometidas. 

    Busca, busca a la mujer 
    que da paz al pecho herido, 
    y en llegándola a tener, 
    forma un nido. 

    ¡Los pájaros son muy sabios! 
    Huye la risa de prisa, 
    y cuando se va la risa 
    ¡qué secos quedan los labios! 

    No vuelan las ilusiones 
    ni ostentan sus ricas galas 
    sino teniendo par alas 
    dos alas de corazones. 

    Haz pues lo que te aconsejo; 
    como la hermosa un espejo, 
    así el alma busca ansiosa 
    otra alma tierna y amada, 
    y solo se mira hermosa 
    si en ella está retratada. 

    Intranquilo cazador 
    que marchas entre las flores, 
    sabe que huyen los amores 
    y que es eterno el amor. 

    Y mientras para él no existe, 
    pierde el mirto su follaje 
    y aparece enfermo y triste; 
    mas ya verás cuál se viste 
    en mayo, con rojo encaje. 

    Impacientes las palomas 
    vuelan por valles y lomas 
    de libres hacienda alarde, 
    con caprichoso volar, 
    pera cuando cae la tarde, 
    regresan al palomar.