Elefantes, de María Ángeles Pérez López | Poema

    Poema en español
    Elefantes

    Como los elefantes, la mujer 
    se inquieta ante los huesos de su especie, 
    mueve nerviosamente la cabeza, 
    se extravía y tropieza en su dolor. 
    Los esqueletos largos, mascarones 
    que arrojaron el mar y el pleistoceno 
    para dormir, lavados por el agua 
    hasta volverse láminas de luz, 
    son una herida abierta y silenciosa 
    que los grandes mamíferos levantan 
    con tal delicadeza, con colmillos 
    en su arabesco y su melancolía. 
    Porque los elefantes, la mujer, 
    elevan la osamenta de los suyos 
    y los acunan con sus grandes dientes, 
    los mecen con pasión y con trastorno. 
    Como los elefantes, la mujer 
    cubre su piel de arena y de termitas, 
    arroja a sus costillas, su espaldar 
    la tierra de sus muertos, se recubre 
    de su aspereza seca, ventolera 
    o ráfaga de tiempo calcinado 
    y canta lentamente una canción 
    que en su baja frecuencia, solo escuchan 
    congéneres lejanos, primordiales. 
    Cuando pinta sus dientes de marfil, 
    dentina opaca y blanca, romboidal 
    que prestigia su boca y su alegría, 
    la mujer talla en ellos la aflicción 
    preciosa, endurecida como laja 
    que atraviesa la luz y la somete.