Como los elefantes, la mujer se inquieta ante los huesos de su especie, mueve nerviosamente la cabeza, se extravía y tropieza en su dolor. Los esqueletos largos, mascarones que arrojaron el mar y el pleistoceno para dormir, lavados por el agua hasta volverse láminas de luz, son una herida abierta y silenciosa que los grandes mamíferos levantan con tal delicadeza, con colmillos en su arabesco y su melancolía. Porque los elefantes, la mujer, elevan la osamenta de los suyos y los acunan con sus grandes dientes, los mecen con pasión y con trastorno. Como los elefantes, la mujer cubre su piel de arena y de termitas, arroja a sus costillas, su espaldar la tierra de sus muertos, se recubre de su aspereza seca, ventolera o ráfaga de tiempo calcinado y canta lentamente una canción que en su baja frecuencia, solo escuchan congéneres lejanos, primordiales. Cuando pinta sus dientes de marfil, dentina opaca y blanca, romboidal que prestigia su boca y su alegría, la mujer talla en ellos la aflicción preciosa, endurecida como laja que atraviesa la luz y la somete.
Como los elefantes, la mujer se inquieta ante los huesos de su especie, mueve nerviosamente la cabeza, se extravía y tropieza en su dolor. Los esqueletos largos, mascarones que arrojaron el mar y el pleistoceno para dormir, lavados por el agua
La mujer pinta sus pies de verde y se sube a ellos. De los talones nace el odio del asfalto, su ennegrecida capa de petróleo embetunando pájaros y niños, forma de aminoácido esencial que desgasta las alas, la llovizna, las caracolas blancas peleando
La mujer espera la llegada de los ciervos. Se sienta en la cuneta y se descalza. Con la uña más pequeña de su pie rasca la tierra blanda y enmohecida hasta arrancar un árbol de raí\xadz. Con un dedo invisible en su estatura, remoto soberano primordial
La mujer es un bello, implacable animal que se pinta con nieve el corazón. Una osezna que hiberna largamente pero pare a sus crías en el frío, un animal feroz, sobrepasado por su propia pasión, temperatura que derrite la escarcha y los desaires.