Con el frú-frú sedoso de femenil enagua deshilaba en la costa sus encajes el agua...
Oh, la isla melodiosa! surgía de las ondas como una enorme rosa primaveral, o el cuerpo de la niña; era la voluptuosa isla donde vendimia Amor su roja viña...
Oh, ingénuas albas! Oh, inocencias! Era en la frescura de la Primavera blanca de lirios opulentos. Sobre el mar azul marchaba mi galera. Sonaba el viento sus eolias flautas y daba el mar su fragancia salobre que fue el incienso de los argonautas.
Y sonó entonces el erótico llanto de las oceánides, en las rubias arenas soplaban caracoles rosados las sirenas; se cerraron los Párpados por el influjo hipnótico... y el triunfo fue de las sirenas...!
Al fin, dejé esas playas... (Descendía la noche Ulises, en la sombra, me daba su reproche... Blancos miembros desnudos de mujeres, quedaban en la playa fragante; y teñidos de sangre vi sus brazos menudos al temblor luminoso de una estrella distante...
Me incorporé... (Mordía en mis carnes el frío... ). Y miré un corazón palpitando en sus manos; llevé mi mano al pecho... y la encontré vacío... Y seguí, oyendo el ritmo de los astros lejanos...!
Se va con algo mío la tarde que se aleja; mi dolor de vivir es un dolor de amar; y al son de la garúa, en la antigua calleja, me invade un infinito deseo de llorar.
Princesa de los ojos floridos y románticos que vierten una suave luz purificadora, por quien deshojo todos los lirios de mis cánticos y hay en mis negras noches esplendores de aurora;
Con el frú-frú sedoso de femenil enagua deshilaba en la costa sus encajes el agua...
Oh, la isla melodiosa! surgía de las ondas como una enorme rosa primaveral, o el cuerpo de la niña; era la voluptuosa isla donde vendimia Amor su roja viña...
Cuando de nuestro amor la llama apasionada dentro tu pecho amante contemple ya extinguida, ya que solo por ti la vida me es amada, el día en que me faltes, me arrancaré la vida.