Divagaciones sentimentales, de Medardo Ángel Silva | Poema

    Poema en español
    Divagaciones sentimentales

    Princesa de los ojos floridos y románticos 
    que vierten una suave luz purificadora, 
    por quien deshojo todos los lirios de mis cánticos 
    y hay en mis negras noches esplendores de aurora; 

    sé que tus manos leves no estrecharán las mías, 
    ni probarán mis labios lo dulce de tu boca; 
    que por el lago azul de mis melancolías 
    no pasará tu esquife blanco de reina loca: 

    y, sin embargo, te amo desesperadamente 
    y como un ciego voy tras tus amadas huellas; 
    o elevo mis canciones, como un niño demente 
    que alza las manos para alcanzar las estrellas! 

    Toda mi inútil gloria no vale lo que el oro 
    de tu risa o un rayo de tu mirar profundo. 
    Mujer -carne de nardos y de estrellas, tesoro 
    celeste que ilumina la conciencia del mundo. 

    Tú, que haces florecer jazmines en el lodo, 
    y siendo fuente humana das el divino verso, 
    tienes por arma el llanto, la risa, el beso, todo 
    lo fragante y lo puro que tiene el Universo!... 

    Mujer, Diosa o Esfinge, mi corazón quisiera 
    ser una roja adelfa a tu seno prendido 
    que tu boca -rosado vampiro- me sorbiera 
    la nostálgica y pura fragancia de mi vida! 

    Como esos monjes pálidos de que hablan las leyendas, 
    espectros de las negras crujías conventuales, 
    yo quiero abandonar las escabrosas sendas 
    en que urde el Mal sus siete laberintos fatales. 

    Encerraré en un claustro mi dolor exquisito 
    y a solas con mis sueños cultivaré mis rosas; 
    mi alma será un espejo que copie lo Infinito, 
    más allá del humano límite de las cosas... 

    Tal ha de ser mi vida de paz... hasta que un día, 
    en la devota celda, me encuentren los Hermanos, 
    moribundo a los pies de la Virgen María, 
    teniendo tu amarillo retrato entre mis manos!