Sonreír con la alegre tristeza del olivo. Esperar. No cansarse de esperar la alegría. Sonriamos. Doremos la luz de cada día en esta alegre y triste vanidad del ser vivo.
Me siento cada día más libre y más cautivo en toda esta sonrisa tan clara y tan sombría. Cruzan las tempestades sobre tu boca fría como sobre la mía que aún es un soplo estivo.
Una sonrisa se alza sobre el abismo: crece como un abismo trémulo, pero valiente en alas. Una sonrisa eleva calientemente el vuelo.
Diurna, firme, arriba, no baja, no anochece. Todo lo desafías, amor: todo lo escalas. Con sonrisa te fuiste de la tierra y del cielo.
Menos tu vientre, todo es confuso. Menos tu vientre, todo es futuro fugaz, pasado baldío, turbio. Menos tu vientre, todo es oculto. Menos tu vientre, todo inseguro, todo postrero, polvo sin mundo. Menos tu vientre,
Hijo soy del ay, mi hijo, hijo de su padre amargo. En un ay fui concebido y en un ay fui engendrado. Dolor de macho y de hembra frente al uno el otro: ambos. En un ay puse a mi madre el vientre disparatado: iba la pobre —¡ay, qué peso!—
Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío, abiertos ante el cielo como dos golondrinas: su color coronado de junios, ya es rocío alejándose a ciertas regiones matutinas.
Hoy estoy sin saber yo no sé cómo, hoy estoy para penas solamente, hoy no tengo amistad, hoy sólo tengo ansias de arrancarme de cuajo el corazón y ponerlo debajo de un zapato.