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  • Vuelo, de Miguel Hernández | Poema

Vuelo, de Miguel Hernández | Poema

  • Poesía Recitada -Tomás Galindo-
  • Poema en español(solapa activa)
Poema en español
Vuelo

Sólo quien ama vuela. Pero, ¿quién ama tanto 
que sea como el pájaro más leve y fugitivo? 
Hundiendo va este odio reinante todo cuanto 
quisiera remontarse directamente vivo. 

Amar ... Pero, ¿quién ama? Volar ... Pero, ¿quién vuela? 
Conquistaré el azul ávido de plumaje, 
pero el amor, abajo siempre, se desconsuela 
de no encontrar las alas que da cierto coraje. 

Un ser ardiente, claro de deseos, alado, 
quiso ascender, tener la libertad por nido. 
Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado. 
Donde faltaban plumas puso valor y olvido. 

Iba tan alto a veces, que le resplandecía 
sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave. 
Ser que te confundiste con una alondra un día, 
te desplomaste otro como el granizo grave. 

Ya sabes que las vidas de los demás son losas 
con que tapiarte: cárceles con que tragar la tuya. 
Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas. 
A través de las rejas, libre la sangre afluya. 

Triste instrumento alegre de vestir; apremiante 
tubo de apetecer y respirar el fuego. 
Espada devorada por el uso constante. 
Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego. 

No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas 
por estas galerías donde el aire es mi nudo. 
Por más que te debatas en ascender, naufragas. 
No clamarás. El campo sigue desierto y mudo. 

Los brazos no aletean. Son acaso una cola 
que el corazón quisiera lanzar al firmamento. 
La sangre se entristece de debatirse sola. 
Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento. 

Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhala 
un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve 
como un élitro ronco de no poder ser ala. 
El hombre yace. El cielo se eleva. El aire mueve.

Miguel Hernández
  • Los cobardes, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Hombres veo que de hombres 
    sólo tienen, sólo gastan 
    el parecer y el cigarro, 
    el pantalón y la barba. 

  • Como el toro, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Como el toro he nacido para el luto 
    y el dolor, como el toro estoy marcado 
    por un hierro infernal en el costado 
    y por varón en la ingle con un fruto. 
    Como el toro lo encuentra diminuto 
    todo mi corazón desmesurado, 
    y del rostro del beso enamorado, 

  • Me llamo barro... aunque Miguel me llame, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Me llamo barro aunque Miguel me llame. 
    Barro es mi profesión y mi destino 
    que mancha con su lengua cuanto lame. 

    Soy un triste instrumento del camino. 
    Soy una lengua dulcemente infame 
    a los pies que idolatro desplegada. 

  • Tristes guerras, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Tristes guerras 
    si no es amor la empresa. 

    Tristes. Tristes. 

    Tristes armas 
    si no son las palabras. 

    Tristes. Tristes. 

    Tristes hombres 
    si no mueren de amores. 

    Tristes. Tristes.

  • Canción primera, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Se ha retirado el campo 
    al ver abalanzarse 
    crispadamente al hombre. 

    ¡Qué abismo entre el olivo 
    y el hombre se descubre! 

    El animal que canta: 
    el animal que puede 
    llorar y echar raíces, 
    rememoró sus garras. 

  • Las desiertas abarcas, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Por el cinco de enero, 
    cada enero ponía 
    mi calzado cabrero 
    a la ventana fría. 

    Y encontraban los días, 
    que derriban las puertas, 
    mis abarcas vacías, 
    mis abarcas desiertas. 

  • Elegía primera, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas, 
    y en traje de cañón, las parameras 
    donde cultiva el hombre raíces y esperanzas, 
    y llueve sal, y esparce calaveras. 

  • Carta, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    El palomar de las cartas 
    abre su imposible vuelo 
    desde las trémulas mesas 
    donde se apoya el recuerdo, 
    la gravedad de la ausencia, 
    el corazón, el silencio. 

    Oigo un latido de cartas 
    navegando hacia su centro. 

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