Confianza, de Pedro Salinas | Poema

    Poema en español
    Confianza

    Mientras haya 
    alguna ventana abierta, 
    ojos que vuelven del sueño, 
    otra mañana que empieza. 
    Mar con olas trajineras 
    -mientras haya- 
    trajinantes de alegrías, 
    llevándolas y trayéndolas. 
    Lino para la hilandera, 
    árboles que se aventuren, 
    -mientras haya- 
    y viento para la vela. 
    Jazmín, clavel, azucena, 
    donde están, y donde no 
    en los nombres que los mientan. 
    Mientras haya 
    sombras que la sombra niegan, 
    pruebas de luz, de que es luz 
    todo el mundo, menos ellas. 
    Agua como se la quiera 
    -mientras haya- 
    voluble por el arroyo, 
    fidelísima en la alberca. 
    Tanta fronda en la sauceda, 
    tanto pajaro en las ramas 
    -mientras haya- 
    tanto canto en la oropéndola. 
    Un mediodía que acepta 
    serenamente su sino 
    que la tarde le revela. 
    Mientras haya 
    quien entienda la hoja seca, 
    falsa elegía, preludio 
    distante a la primavera. 
    Colores que a sus ausencias 
    -mientras haya- 
    siguiendo a la luz se marchan 
    y siguiéndola regresan. 
    Diosas que pasan ligeras 
    pero se dejan un alma 
    -mientras haya- 
    señaladas con sus huellas. 
    Memoria que le convenza 
    a esta tarde que se muere 
    de que nunca estará muerta. 
    Mientras haya 
    trasluces en la tiniebla, 
    claridades en secreto, 
    noches que lo son apenas. 
    Susurros de estrella a estrella 
    -mientras haya- 
    Casiopea que pregunta 
    y Cisne que la contesta. 
    Tantas palabras que esperan, 
    invenciones, clareando 
    -mientras haya- 
    amanecer de poema. 
    Mientras haya 
    lo que hubo ayer, lo que hay hoy, 
    lo que venga.

    Pedro Salinas (Madrid, 1891-Boston, 1951), autor de poemarios emblemáticos como Seguro azar, La voz a ti debida o El contemplado, es una figura clave del panorama cultural español del siglo XX. También cabe destacar su obra epistolar, en la que destaca Cartas a Katherine Whitmore y su Correspondencia (1923-1951) con el también poeta Jorge Guillén. Su vida, consagrada a la poesía y a la literatura, estuvo marcada por su exilio a Estados Unidos en 1936.