¡Cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca cuando es jazmín, morada cuando es lirio. Sabe abrir el capullo sin reservar dulzuras para ella, a la mirada o a la abeja. Permite sonriendo que con su alma se haga miel.
¡Cuánto sabe la flor! Sabe dejarse coger por ti, para que tú la lleves, ascendida, en tu pecho alguna noche. Sabe fingir, cuando al siguiente día la separas de ti, que no es la pena por tu abandono lo que la marchita.
¡Cuánto sabe la flor! Sabe el silencio; y teniendo unos labios tan hermosos sabe callar el '¡ay!' y el 'no', e ignora la negativa y el sollozo.
¡Cuánto sabe la flor! Sabe entregarse, dar, dar todo lo suyo al que la quiere, sin pedir más que eso: que la quiera. Sabe, sencillamente sabe, amor.
Nunca se entiende un sueño más que cuando se quiere a un ser humano despacio, muy despacio y sin mucha esperanza. Por ti he sabido yo cómo era el rostro de un sueño: sólo ojos. La cara de los sueños mirada pura es, viene derecha,
Y súbita, de pronto, porque sí, la alegría. Sola, porque ella quiso, vino. Tan vertical, tan gracia inesperada, tan dádiva caída, que no puedo creer que sea para mí. Miro a mi alrededor, busco. ¿De quién sería?
A veces un no niega más de lo que quería, se hace multiple. Se dice 'no, no iré' y se destejen infinitas tramas tejidas por los síes lentamente, se niegan las promesas que no nos hizo nadie sino nosotros mismos, al oído. Cada minuto breve rehusado
Ahora te veo más clara. No, no es por el mediodía, por favor de la mañana. Es que lloraste y lloré, porque ya no nos veíamos. Y nos vimos por las lágrimas. Las lágrimas fueron luz. Al pasar por sus cristales, puras lentes del dolor,
Suelo. Nada más Suelo. Nada menos. Y que te baste con eso. Porque en el suelo los pies hincados, en los pies torso derecho, en el torso la testa firme, y allá, al socaire de la frente, la idea pura, y en la idea pura el mañana, la llave
Todo dice que sí. Sí del cielo, lo azul, y sí, lo azul del mar; mares, cielos, azules con espumas y brisas, júbilos monosílabos repiten sin parar. Un sí contesta sí a otro sí. Grandes diálogos repetidos se oyen por encima del mar