Perdóname por ir así buscándote 
tan torpemente, dentro 
de ti. 
Perdóname el dolor, alguna vez. 
Es que quiero sacar 
de ti tu mejor tú. 
Ese que no te viste y que yo veo, 
nadador por tu fondo, preciosísimo. 
Y cogerlo 
y tenerlo yo en alto como tiene 
el árbol la luz última 
que le ha encontrado al sol. 
Y entonces tú 
en su busca vendrías, a lo alto. 
Para llegar a él 
subida sobre ti, como te quiero, 
tocando ya tan sólo a tu pasado 
con las puntas rosadas de tus pies, 
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo 
de ti a ti misma. 
Y que a mi amor entonces le conteste 
la nueva criatura que tú eras.
Pedro Salinas (Madrid, 1891-Boston, 1951), autor de poemarios emblemáticos como Seguro azar, La voz a ti debida o El contemplado, es una figura clave del panorama cultural español del siglo XX. También cabe destacar su obra epistolar, en la que destaca Cartas a Katherine Whitmore y su Correspondencia (1923-1951) con el también poeta Jorge Guillén. Su vida, consagrada a la poesía y a la literatura, estuvo marcada por su exilio a Estados Unidos en 1936.